A correr que son dos días. Maratón de Málaga. Diciembre 2017




Tal vez podría haberle puesto al título de este post, un sueño hecho realidad, pero dejémoslo como está, no se nos suba el santo al cielo. Fue abril de este 2017 cuando después de mis buenas sensaciones y marca en la media de Vélez, empezó a rondarme en la cabeza la palabra maratón, otro objetivo. Tras consultarlo con el mister y obtener el permiso, y tras inscribirme empezó mi sueño, ahí empieza los nervios, el día que pagas la inscripción y tienes un objetivo mas para cumplir.




Mi plan de entreno se vio cambiado en agosto a cuatro meses vista, empecé a sumar kilómetros. Septiembre hice 244, record nunca antes conseguido, agosto no bajé de los 200, así subiendo de los 200, y repartidos entre semana fui acumulando kilómetros, las sensaciones fueron positivas y mi cuerpo fue adaptando el entreno tanto el volumen como la calidad. Siguiendo con las pruebas programadas de trail en julio, Mijas en agosto, septiembre trail padul y la estrella previa a la maratón los 32k de Alfaguara en Granada con marca en la media de Fuengirola en noviembre, sólo treinta días antes de la prueba.

Ültimos mes y prueba de fuego, las tiradas largas. Fueron varias, los domingos sobre las 8:00 salía a realizar desde 21 a 26 kilometros, no más. Con un ritmo entre 5:20 y 5:29, cómodo. Fuí asimilando para llegar al día siguiente y realizar tirada de 8 o 10 kilómetros, a tope. Trabajos semanales con farleks y series y algo, muy poco, de trabajo de core.

Día de la maratón. Quedamos unos compañeros en el bar de turno, desayuno previo y otro desayuno en el bar. En casa batido de avena y en el bar cafe solo y un pitufo de catalana. Llegada casi a la zona de parking, fácil por cierto sin pillar la aglomeración. Con tiempo suficente las fotos de rigor con compañeros y el míster. Entrada al cajón, nervios. Tenía un plan, una frase talismán, ritmo programado. Eso sería el mantra, controlarse, sabía que llegaría a gusto y sobrado con ese ritmo a la mitad de la prueba, y así fue, con algunos kilómetros por encima de ritmo y otros por debajo, ritmo programado.

Durante el trayecto encontramos a un compañeros ya de baja y pasado los 27 otro más. Así fuí junto a mi compañero de aventuras José Quero, hasta el 30-32. Seguía encontrándome muy bien y quería hacer mi carrera, ir a tope los últimos diez kilómetros, había que intentarlo. La temperatura seguía subiendo, se hacía monótono y aburrido, pero por otro lado no paraba de adelantar gente, lo cual siempre anima.

Kilómetro 36, el muro. A sólo seis kilómetros de meta, y con una temperatura de más de 20 grados, tuve que parar y andar unos cientos de metros, por suerte, los que me encontraban tampoco es que estuvieran mejor que yo. Pero llegando al 37 recuperé fuerzas y fúi en progresivo, llegada al centro, zona de sombras y segúi apretando para enfrentarme al úlitmo kilómetro a puto tope, sobrado. Las emociones, lágrimas a ratos, y sonrisas locas de alegría, últimos cientos de metros, calle Larios, no paraba de adelantar. Recta final veo la meta y el corazon se pone a tope, esprintar hasta no poder mas, últimos metros recogiendo corredores exhaustos, salto en meta, espectacular.

Muy bien, objetivo conseguido, euforia. Dos cervezas sin alcohol y a esperar al compañero que minutos mas tarde llegaría, mientras esperaba con otros compañeros, comentando las mejores jugadas.

Así ha sido mi primera maratón, una experiencia donde correr bonito se ha hecho realidad, sufrimiento mínimo, disfrutando del recorrido en su amplitud. Y la marca real, sin ser nada del otro mundo, un 3:47, lo habría firmado, por supuesto. Y lo mejor, las sensaciones, sin apenas molestias, nada de tendinitis, rodillas, etc.. Solo el pesar de las piernas y el cansancion del esfuerzo.

Me he propuesto hacer, al menos, una maratón al año. Así que a los pocos días, salió en oferta, por sólo treinta euros, así inscrito para el 2018. Con el objetivo de bajar esa marca un par de minutos, si llego en buena forma, seguro. Ahora toca descansar y preparar la siguiente, viendo cómo me afectará este esfuerzo en los días y mes siguiente.

Este año con la nueva organización, se espera que el fiasco del 2016 no se repita, el break fast run, con su camiseta de regalo gratuita ha sido un acierto. Espero que para el 2018 se estiren un poco mas con regalos y que intenten que la gente salga mas a la calle. Málaga es fría en este aspecto, falta animación y creo que eso puede tener solución. Como he dicho, la bolsa del corredor es un poco pobre, para ser una maratón, que el que menos, ha soltado cuarenta euros. Tal vez incluso cambiar el recorrido podría mejorar el evento y sobre todo más animación, más bandas musicales, etc...

Sin miedo a la maratón pero con mucho respeto me he enfrentado a una prueba que tres años antes, nunca creería que conseguiría. Es como un premio a la constancia, a la perseverancia y el esfuerzo de sumar kilometros de vida, kilómetros de salud.


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