A correr que son dos días. V Desafío La Capitana. Rincón de la Victoria. Málaga 22/01/2017

Hola a todos,

Semanas después ya relajado, empiezo mi humilde crónica. Era noviembre o diciembre del 2015 y ya había corrido mi primer trail de 18,5 k. Ya me picaron las cuestas, me picó la naturaleza. Me estaba planteando, como siempre, las próximas carreras.


Quería hacerla pero no me veía, me costaba todavía mucho trabajo hacer una media y no me veía en una media de trail. 
Así que la descarté y me tiré a recorrer medias, así cayó la media de Álhaurín y las que vendrían después. 

2016, no me acuerdo si septiembre, pero salieron las inscripciones a sólo 10 euros. Y sin pensarlo me apunté rápidamente, la iba hacer este 2017 de todas formas.
Este 2017 había que replantear las carreras y seguir trabajando los trails.

Llegó diciembre que con un comienzo de entrenamientos muy bueno, fue decayendo.... dolores en las piernas, rodilla, resfriados, otra vez dolores y otra vez resfriados, así hasta el uno de enero, donde volvía a mejorar para días después para  volver a recaer, con tan mala pata que una semana antes de la Capitana no era capaz ni de subir el Bentomiz. 
Miércoles previo a la Capitana y tirada habitual de 10k para test, y fatal,
malas sensaciones. Ya me estaba replanteando tiempos y marcas, quería ante todo terminarla, no le tengo miedo a esa distancia, después de mi pequeña experiencia ya me permito opinar.

Así que de un tiempo previsto de 3h me pasé a las 4h. Sobre todo para eliminar estrés con marcas, que aunque gustan tampoco debe basar uno su felicidad en hacer mas o menos el tiempo que te propones, en dicho caso te olvidas de disfrutar.

8,05 de la mañana y llegabamos a la cafeteria Daoiz, mas de diez compañeros nos citábamos.  Sobre las 8:30 la salida hacia Rincón de la Victoria, dónde sumaríamos con otros tantos. Así con un frío que no me gustaba nada, empezábamos la mañana en el paseo marítimo del Rincón, a la espera de la salida. Las fotos de rigor, fotos y mas fotos. 

Comenzaba la grabación en cámara deportiva.


Salida en media zona, nos esperaba rodar por el paseo marítimo camino de subida por el río. Y ya empezaba a a sentirme mal. Primera subida con ganas pero casi a 180 ppm., no iba a salir bien el día, bajada rápida pero sin recuperar, mala cosa. Si no recuperaba no aguantaría, así hasta el primer bucle vuelta al río.


En el río ya tenía la opción de volver o continuar, tenía que continuar aunque fuera andando. Y así lo hice, en cuanto mis pulsaciones subían de 175 paraba hasta al menos llegar a las 150 ppm.  

 Después de unos de los avituallamientos donde me bebí cuatro vasos de isotónica, la sed, el cansancio y las molestias en la rodilla, ¿qué mas podía pasar?

En una las cuestas, tuve que rendirme y parar unso minutos, no podía más. Mis compañeros de fatigas siguieron su curso y yo el mío. Desmoralizado poco a poco fui subiendo con la esperanza de recuperar.



Cuando en una bajada no puedes correr es mala cosa, y así estaba yo, a escasos 5 kilómetros de meta y andando, parando para quitarme la plantillas de goma eva, que se me habían movido y me estaban haciendo daño. Algún que otro trote ligero, pero parando a los pocos metros, cada subida era un infierno, calambres, músculos que se me montaban, pero aun así siempre con humor y hablando con todo el que se me cruzaba. Gracias a un corredor que me dio una pastilla de glucosa conseguí mejorarme. Me repetía una y otra vez que eso ya estaba hecho. No quería desmoralizarme más. Ya me ocurrió en la Animal Trail en el kilómetro 22 a escasos 4 kilómetro de meta, lo malo pasa y mandarme mensajes negativos no ayudaría. 
Casi un kilómetro, sendero entre cañas y ya olía la meta. El estadio estaba cerca y mi ánimo subía.

Entrar con orgullo y corriendo, dijo uno de los que estaban cerca viendo la prueba, y fue como un botón que pulsaron, me lancé en busca de la meta como si la vida me fuera en ello, camino de Chito y me fundí en un abrazo, había llegado. Mis compañeros axarlones estaban cerca, había sufrido pero la recompensa de terminarla valía la pena.

Con lágrimas en los ojos, ocultas por la gafas de sol, y con ganas de irme a un rincón y hartarme de llorar, lo habia pasado mal, muy mal. Nunca antes en una carrera como ésta. Y no por la dificultad de la misma, que lo era, sino por el conjunto de factores que os he contado. Brutal.


El avituallamiento final, genial. Buen bocadillo de lomo, cervezas de sobra, baticate, fresas con nata, todo de sobra. Un diez. Ambiente inmejorable. 

Tres días después ya estaba empezando mi recuperación, y todavía no lo estoy pero en eso estamos. Algún año volveré y la machacaré sacándome la espina que me ha dejado. Lo prometo.

Suerte corremontes.



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