Mis adorables vecinos


A lo largo de la vida de este blog, se irán perfilando como secciones. Aquí va una propuesta.

El sonido envolvente en mi piso, es la caña. Esto es casi mejor que el 5.1, todo un 8.1. Es que los ruidos procedentes de los vecinos no limitan como antaño, cuando el vecino de arriba paseaba con sus tacones de gala y jugaba a las canicas o como el del al lado tenia la tarde contenta y nos regalaba los oídos con sus últimos éxitos musicales a ritmo de cuadro pa arriba que casi me caigo.

Ruido en octágono, como yo lo llamo. Arriba, abajo, a un lado al otro y …. Diagonales también.

Lo peor de todo es que los vecinos no es que sean ruidosos en sí. Es que estas viviendas a nivel de aislante de ruido es UNA PUTA MIERDA. Una simple conversación del vecino de abajo a ciertas horas (entiéndase el ejemplo de ayer, sobre las 6:30 de la madrugada) se convierte en un calvario, o una ducha a las 1;00 pues también. Y a pesar de todo lo dicho hay que estar contento con todo lo que se escucha por ahí. Sólo tres o cuatro veces, en lo que va de año he tenido que llamarle la atención a los de arriba, y varias veces me he quedado con la gana de llamarle la atención a los de abajo.

Es que hay gente que no se entera que a partir de las 0:00, tendría que existir un toque de queda. A dormir todo el mundo, y el que no quiera dormir que se calle coño.

Todavía me acuerdo cuando el otro vecino de al lado, le alquiló la vivienda a un individuo que tenía la mala costumbre (el dormitorio pega al nuestro) de sobre las 0:15 y hasta las 0:35, todos los días, hablar con el móvil con un tono de “hablar con el móvil”.


Más anécdotas ocurridas y con más vecinos, pero lo dejo para otro día si me apetece y si no a otra cosa.

Que la fuerza os acompañe.

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