Qué
mejor que cerrar el año con una prueba que el año pasado nunca
antes he realizado, que el año pasado me quedé con ganas y que me
servía de test para ver como estaba de recuperado después de la
maratón semanas antes. No lo dudé mucho y casi como siempre
inscrito de los primeros.
No sabía ni la dificultad, solo que había
muchas cuestas y que había trayectos de caminos rurales sin
asfaltar, aun así tenía decidido exprimir mis skechers, tras el
buen resultado en competiciones durante el 2017 con este calzado,
tenía claro que seguiría al menos hasta los 700 kilómetros que les
tenía planificado. Después, tarde para mí, sobre las 11:30
saldríamos en la absoluta de 8 kilometros duros, de cuestas y calor.
A
los pocos kilómetros, ya me notaba que no estaba en mi mejor forma.
Piernas muy cansadas, y tanto que mas de una vez me paré a andar,
así que hasta en uno de los avituallamientos, me paré a beberme un
par de vasos de agua. Aproveché enormemente una de las bajadas
pronunciadas, a tope, iba rápìdo adelantando, por desgracia el
flato que cogí me dejó k.o., a gritos intentando desesperado que
desapareciera y con el ánimo por los sueltos al ver que muchos
corredores me adelantaban, pude reanudar la marcha a duras penas.
Para entrar dignamente a meta, con un mal tiempo pero al menos
entero.
No
es una prueba que me apetezca repetir, casi calcada a la de
Sayalonga, no está mal, pero creo que con una en principio me siento
satisfecho. No son días ni fechas para competir. El precio de la
prueba, unos cinco euros, acompaña, el ambiente también, muchos
corredores conocidos que aprovechamos para fotos y saludos.
Os
la recomiendo, si tal día como ese, queréis probar una carrerita
para despedir el año, sin nada especial en la misma que me haga
repetir, pero con la satisfacción de ver como la recuperación de la
maratón va en positivo. Las cuestas arriba las he sufrido, pero por
lo contrario las bajadas las he disfrutado porque a pesar del
cansancio de la subida, la recuperación en la bajada te anima,
sabiendo que todavía quedan energía para seguir dando caña.
A
mejorar, tal vez más recorrido de pueblo, su calles estrechas,
subidas y bajadas, seguro que dan mas juego que una interminable
cuesta, copiar de Mijas. Lo de la comida popular, está bien para
atraer al pueblo pero que se lo pueden ahorrar. El avituallamiento de
carrera suficiente y el final muy aceptable, con su fruta y bebida.
La camiseta de la marca Roly, insuficiente, odio esta marca, al menos
en su versión popular de su camiseta que es muy poco usable.
Tampoco por 5 euros, no vamos a pedir más, casi que se pueden ahorrar la camiseta, que de eso ya vamos sobrados. Un 6, bien, en mi puntuación de la carrera.
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