Tal
vez podría haberle puesto al título de este post, un sueño hecho
realidad, pero dejémoslo como está, no se nos suba el santo al
cielo. Fue abril de este 2017 cuando después de mis buenas
sensaciones y marca en la media de Vélez, empezó a rondarme en la
cabeza la palabra maratón, otro objetivo. Tras consultarlo con el
mister y obtener el permiso, y tras inscribirme empezó mi sueño,
ahí empieza los nervios, el día que pagas la inscripción y tienes
un objetivo mas para cumplir.
Mi
plan de entreno se vio cambiado en agosto a cuatro meses vista,
empecé a sumar kilómetros. Septiembre hice 244, record nunca antes
conseguido, agosto no bajé de los 200, así subiendo de los 200, y
repartidos entre semana fui acumulando kilómetros, las sensaciones
fueron positivas y mi cuerpo fue adaptando el entreno tanto el
volumen como la calidad. Siguiendo con las pruebas programadas de
trail en julio, Mijas en agosto, septiembre trail padul y la estrella
previa a la maratón los 32k de Alfaguara en Granada con marca en la
media de Fuengirola en noviembre, sólo treinta días antes de la
prueba.
Ültimos
mes y prueba de fuego, las tiradas largas. Fueron varias, los
domingos sobre las 8:00 salía a realizar desde 21 a 26 kilometros,
no más. Con un ritmo entre 5:20 y 5:29, cómodo. Fuí asimilando
para llegar al día siguiente y realizar tirada de 8 o 10 kilómetros,
a tope. Trabajos semanales con farleks y series y algo, muy poco, de
trabajo de core.
Día
de la maratón. Quedamos unos compañeros en el bar de turno,
desayuno previo y otro desayuno en el bar. En casa batido de avena y
en el bar cafe solo y un pitufo de catalana. Llegada casi a la zona
de parking, fácil por cierto sin pillar la aglomeración. Con tiempo
suficente las fotos de rigor con compañeros y el míster. Entrada al
cajón, nervios. Tenía un plan, una frase talismán, ritmo
programado. Eso sería el mantra, controlarse, sabía que llegaría a
gusto y sobrado con ese ritmo a la mitad de la prueba, y así fue,
con algunos kilómetros por encima de ritmo y otros por debajo, ritmo
programado.
Durante
el trayecto encontramos a un compañeros ya de baja y pasado los 27
otro más. Así fuí junto a mi compañero de aventuras José Quero,
hasta el 30-32. Seguía encontrándome muy bien y quería hacer mi
carrera, ir a tope los últimos diez kilómetros, había que
intentarlo. La temperatura seguía subiendo, se hacía monótono y
aburrido, pero por otro lado no paraba de adelantar gente, lo cual
siempre anima.
Kilómetro
36, el muro. A sólo seis kilómetros de meta, y con una temperatura
de más de 20 grados, tuve que parar y andar unos cientos de metros,
por suerte, los que me encontraban tampoco es que estuvieran mejor
que yo. Pero llegando al 37 recuperé fuerzas y fúi en progresivo,
llegada al centro, zona de sombras y segúi apretando para
enfrentarme al úlitmo kilómetro a puto tope, sobrado. Las
emociones, lágrimas a ratos, y sonrisas locas de alegría, últimos
cientos de metros, calle Larios, no paraba de adelantar. Recta final
veo la meta y el corazon se pone a tope, esprintar hasta no poder
mas, últimos metros recogiendo corredores exhaustos, salto en meta,
espectacular.
Muy
bien, objetivo conseguido, euforia. Dos cervezas sin alcohol y a
esperar al compañero que minutos mas tarde llegaría, mientras
esperaba con otros compañeros, comentando las mejores jugadas.
Así
ha sido mi primera maratón, una experiencia donde correr bonito se
ha hecho realidad, sufrimiento mínimo, disfrutando del recorrido en
su amplitud. Y la marca real, sin ser nada del otro mundo, un 3:47,
lo habría firmado, por supuesto. Y lo mejor, las sensaciones, sin
apenas molestias, nada de tendinitis, rodillas, etc.. Solo el pesar
de las piernas y el cansancion del esfuerzo.
Me
he propuesto hacer, al menos, una maratón al año. Así que a los
pocos días, salió en oferta, por sólo treinta euros, así inscrito
para el 2018. Con el objetivo de bajar esa marca un par de minutos,
si llego en buena forma, seguro. Ahora toca descansar y preparar la
siguiente, viendo cómo me afectará este esfuerzo en los días y mes
siguiente.
Este
año con la nueva organización, se espera que el fiasco del 2016 no
se repita, el break fast run, con su camiseta de regalo gratuita ha
sido un acierto. Espero que para el 2018 se estiren un poco mas con
regalos y que intenten que la gente salga mas a la calle. Málaga es
fría en este aspecto, falta animación y creo que eso puede tener
solución. Como he dicho, la bolsa del corredor es un poco pobre,
para ser una maratón, que el que menos, ha soltado cuarenta euros.
Tal vez incluso cambiar el recorrido podría mejorar el evento y
sobre todo más animación, más bandas musicales, etc...
Sin
miedo a la maratón pero con mucho respeto me he enfrentado a una
prueba que tres años antes, nunca creería que conseguiría. Es como
un premio a la constancia, a la perseverancia y el esfuerzo de sumar
kilometros de vida, kilómetros de salud.
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