Una semana después
hago la crónica más relajado.
Tenía dudas de cual media malagueña
sería más dura si ésta o la de Alhaurín, investigué en varios
blogs y corredor errante concluía que Alora. Así que después de
visitar Alhaurín me tocaba enfrentarme al 3/5 de este particular
reto y decidir por mi mismo.
Mis expectativas eran de bajar de las dos horas, ir tranquilo y
reservar fuerzas para cuestas. No soy de muy forzar, quiero evitar lesiones y llegar siempre sobrado.
Durante la semana había realizado el
plan tal como indicaba 10k el lunes, con muy buenas sensaciones y 10k
el miércoles con no tantas buenas sensaciones, así que no sabía si
para el domingo estaría en plena forma.
7:00 suena el
despertador, había quedado con algunos componentes del club en la
cafetería sobre las 7:30, así que tenía que ponerme las pilas
rápidos. Sandwich + te, repasar mochila y vestirme como procede,
todo ritual de corredor que a veces se hace casi incómodo (malla,
camiseta, que si el reloj, perneras, repasar el dorsal, riñonera,
porta dorsal, calcetines, buff, etc..)
Tras otro té en la
cafetería, partiamos a las 8:05 camino Alora. Decir que nunca he
estado en dicha localidad, llegamos con tiempo pero el aparcamiento
(punto débil) no estaba muy libre. El frío, unos 12 grados, y con
la camiseta de tirante, daba que hablar. No obstante y tras buscar
solecito nos hicimos un hueco a la espera de la salida. Casi siempre
me gusta calentar un poquito, pero con el frío ni apetecía. Era
agradable ver todo ese ambiente, que me recordó a la carrera de
Nerja, un ambiente de muchos clubs, lo cual indicaba mucha
competencia. Ya vimos un par de cuestas que nos tocarían así que la
cosa no era muy agradable.
Pistoletazo y buena
salida, casi como en TorreMolinos pero con muchos huecos y en bajada
retenida por eso de las cuestas y tal, esa fue la tónica, ir cazando
grupos de corredores. Casi llegando al kilómetro diez, dejé a mi
compañero del club y aceleré, me había animado bastante y lo
estaba disfrutando tanto que batí mi marca en 10k unos cuantos
segundos y me sentía con energía suficiente, si hubiera sabido que
la diferencia fue solo de casi 20 segundos con TorreMolinos hubiera
acelerado aún más. Así fue llegando a Pizarra y media vuelta.
Las cuestas eran
pronunciadas pero sin un % de elevación excesiva, todo ello mezclado
de bajadas recuperadoras.
Y así llegué a
los últimos tres kilómetros dónde empezaba el tramo final y más
duro. Se notaba % de elevación y aunque temía tener que echarme a
andar en los dos últimos kilómetros, noté que seguía con energía,
gracias a las sensaciones y a que el pulsómetro no me pitaba, lo
cual me dió confianza para afrontar este duro tramo y seguir
adelantando a algunos corredores hasta los últimos metros.
Los
avituallamientos eran los justos y necesarios. Los colaboradores un
diez, muchos niños y adultos sonrientes con botellines siempre en
alto. Gracias. Decir que prefiero siempre los botellines de agua
antes que los vasos, estos últimos se me hacen muy incómodos y el
tragar de esta forma me produce flato.
No voy a enrollarme
más con datos, sólo que ni era tan dura ni el bocadillo de lomo era
tan bueno, me gustó más el bocata de Alhaurín.
Y que nadie se lo
tome como una crítica negativa, bueno tampoco es positiva, pero en
general es una carrera para repetir. Al final con un parcial según
clasificación oficial de 1:54:23 en el puesto 429 de 555.
Se nota la
experiencia de los que lo organizan, un notable alto. El pueblo se ve
volcado, el precio de la media es muy reducido, sólo 10 euros. Y lo
que se recibe compensa para repetir. 600 corredores recorrimos esta
media, record de participación, lo que no entiendo es porque no van
más. Es mejor que Alhaurín y mejor que TorreMolinos.
Seguramente
repetiré el año próximo y espero disfrutar tanto como lo hice el
día de la media.
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