Octubre 2010, ya me
picaba el gusanillo tecnológico: los ereaders.
Ni había tocado
nunca uno ni probado y tampoco era muy fan de la lectura, 3 o 4 libros al
año, que si el del centro comercial de turno o el bestseller de moda.
Pero llevaba un tiempo, gracias a los podcast, donde había escucha varios sobre algunas obras de literatura que estaba deseando
leer, en especial la saga de canción de hielo y otras de ciencia ficción. Algunos caros y otros difíciles de conseguir.
Tras revisar y
revisar foros, me decanté por registrarme en Amazon USA y traérmelo
con la funda original por casi unos 200 euros.
Y cuatro años
después aquí estamos leyendo y leyendo. El terminal como el primer
día, con algunos daños estéticos debido al uso, pero con la misma
fluidez, sin anomalias en la pantalla, y casi con el mismo
rendimiento en la bateria, que suele ser en todos los dispositivos lo
que más suele caer.
La funda muy castigada por golpes y por el
peque, pero todavía funciona, a ratos, la lamparita auxiliar, que no
suelo utilizar. Algún plastiquito roto, pero nada que no le haga ser
todavía útil.
Tren, monte, playa,
campo. Un todo terreno que te hará el viaje mas ameno. O la espera
en la pelu, cuando ya te has leído todos los tweets y el facebook ya
se repite.
Ahora con las
versiones más actuales el tamaña general que no el de pantalla, se
ve reducido, se hace más llevadero y se ha mejorado mucho la
pantalla, tal como leo en los foros. Pero para mí todavía no es
aliciente suficiente para cambiarlo. Sin duda con las decenas y
decenas de libros leidos es un producto más que amortizado.
Larga vida al
Kindle, al menos un año más.
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