Sábado 31 de mayo,
y casi sin planificar y rondando las 15:30, nos dirigimos pues camino
de un par de establecimientos, con los dedos cruzados, esperando que
a esta hora todavía siguieran abiertos. Cerca de la Azucarera,
aparcamos justo enfrente de Oasis, estaba tranquilo, pero
concurrido. Se ve que la terraza soleada es un buen aliciente. Rápida
y amablemente nos recibieron.
La tapa de buen sabor y suficiente
contenido nos dejó un agradable sabor de boca. Acompañamos la tapa
con un par de montaditos ambos exquisitos. Buen personal amable y
atento, cosa se agradece entre tanta variedad de trato en la
restauración.
Ya era cerca de las
cuatro, pero todavía podíamos visitar alguno más así que fuimos
al famoso y mil veces nombrado Jordi Tapas. Creía que el
establecimiento era más grande y se veían bastante atareado sobre
todo por la pareja que teníamos al lado que más que un menú para
algún tipo de evento parecían querer un menú para una boda real.
La paciencia para algunos es un límite. Curiosamente al lado un
señor con pinta de extraño gourmet se pedía una tapa de
ensaladilla acompañado de una copa de vino, otra tapa de la ruta y
tres cervezas Murex.
La tapa no me
gustó. No suelo comentar la presentación de la misma ya que espero
que se parezca a la foto, si luego me ponen solo una parte de la
foto, queda uno un poco decepcionado. Y si encima el sabor y el
conjunto de la tapa está falto de cuerpo y de espíritu, apaga y
vámonos.
Nos faltó visitar
la esquinita, otro establecimiento cercano pero por la hora y
teniendo que salir para Málaga, no nos dió tiempo para más. Muchas
veces, basta que uno planifique algo para todo luego se venga abajo,
otras veces simplemente no apetece cumplir el plan establecido. Y
otras veces es mejor dejarse llevar.
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