Hace mas o menos
unos treces años que subí a la Maroma, leyendo el libro que me
compré en Yerma, "Andar por la Axarquia: Las sierras de Tejada
y Almirajara", por Francisco José Guerrero Ruiz y Alicia Franco
Gálvez. Un libro muy entrenido y escrito de forma tan apasionada,
que una vez hojeado, entras ganas de echarse al monte.
Y como os contaba,
después de tantos años y en una forma física que deja bastante que
desear, intentamos la subida, mi peque de sólo siete añitos y mi
cuñao y sobrino, ya en los veintialgos, y yo acercándome
peligrosamente a los cuarenta. Y digo intento, porque no creía que el peque fuera capaz de tal azaña, y en cualquier momento seguro que nos volveríamos, primera sorpresa.
Metedura de
pata nada mas llegar, aparcamos en una explanada antes de llegar al Robledal, ésto
nos dimos cuenta después, sobre las 9:00, empezamos a andar,
volviendo ante la duda y volviendo de nuevo, hasta que decidimos
coger el coche y buscar el robledal, ya puestos nos dieron las 10:15
y aprovechando para desayunar, emprendimos finalmente la subida sobre
las 10:30.
Otro error fue cargar con la mochila de mas, luego se
resiente el peso y como apoyo un bastón que parecía mas el bastón
de Gandalf, que no se si me ayudó o todo lo contrario, hicieron de
mi a mitad de camino, un lastre, menos mal que tras breves periodos
de descanso con más de una paradita, logramos poco a poco, llegar al
destino, cumbre de la maroma. No voy a relataros los diferentes paisajes, flora, etc.. para ésto ya hay literatura al respecto.
Mira que me iba a
releer el itinerario, pero con mi dejadez, olvidé llevarme el libro
y no leerlo unos días antes, lo cual me habria ayudado y sabido
apreciar más el recorrido.
Con momentos muy duros, dónde mi corazón parecia que iba estallar, pero con un ritmo casi aceptable, nos acercábamos poco a poco. El peligro del camino, riscos, rocas, caminos pedregoso, nos hacían estar constantemente atentos a pequeño Jorge, sin duda el protagonista de la jornada. Reconocido por muchos excursionistas que, casi llegando al destino, lo aclamaban con "campeón, campeón" y "montañero", algunos miraban un poco perplejos al peque, seguro pensando, vaya temeridad, y con razón porque si yo sé que me voy a encontrar ésto, no me lo llevo, pero cumplió como el que más, sí todo un campeón.
Ya en la cumbre
descansamos una horita más o menos, iniciando la vuelta sobre las
16:00. Y llegando finalmente al Robledal sobre las 19:45.
Con un total de
kilometros recorridos de 17 kms, el recorrido más el pequeño error
de casi dos kilómetros de recorrido fallido, nos metimos unos 19
kms, que un día después, al menos a mí, me pasan factura con unas "pequeñas" agujetas.
Recomendaciones, no
cargar la mochila demasiado, salir lo más temprano posible, mejor en
cuanto amanezca, ir preparado física y mentalmente lo mejor posible, llevar algo de abrigo, una camiseta de más para el sudor y por último ve con alguien que haya repetido, no te vayas a perder.
Una jornada que sin
duda ha valido el esfuerzo, sobre todo es algo, un recuerdo, que te
llevas para toda la vida, más si tienes siete años, una jornada
inolvidable, que seguro, algún año, espero repetir.
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